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Nuestra huella de CO2 y el uso de la bicicleta como alternativa

Uno de los aspectos dignos de destacar del ciclismo es su impacto en el medio ambiente. Las bicicletas no emiten gases de efecto invernadero durante su uso, lo que las convierte en una solución ideal de transporte para reducir la contaminación atmosférica y sobre todo, en las grandes ciudades. Además, apenas generan contaminación acústica y su impacto en el desgaste de la superficie por donde circulan, ya sea el asfalto de una calle o un camino forestal, es mínimo. Ningún otro vehículo tiene una mejor reputación medioambiental como la bicicleta. Sin embargo, no es cierto que una bicicleta no emita ningún tipo de emisión contaminante. Como cualquier otro producto industrial, para saber su huella de carbono no basta con fijarse en su uso, hay que tener en cuenta su ciclo de vida, desde la extracción de los materiales que se necesitan para su construcción al proceso de fabricación, la distribución y la gestión de sus residuos.

Existen muchos estudios donde se habla sobre este tema, una estadística general científica ha calculado que si sustituyéramos el coche por la bicicleta para realizar desplazamientos urbanos de menos de 8 kilómetros se ahorrarían más de 7 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año.

La huella de carbono de una bicicleta en comparación con otros transportes

La huella de carbono de una bicicleta es de tan solo 21 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. No es una cifra exacta, ya que el impacto ambiental de una bicicleta urbana de aluminio de gama básica no es el mismo que el de una bicicleta eléctrica de gama alta. La extracción y transformación del litio para las baterías o el consumo de electricidad para recargarlas influyen notablemente en la huella de carbono de las E-Bikes. También tiene importancia el material con el que se fabrican los cuadros y los componentes, así como la logística desde los centros de producción hasta la tienda donde compras la bicicleta. Hay que tener en cuenta que más del 90% las bicicletas que se venden en todo el mundo se fabrican en el sudeste asiático.

Ningún otro vehículo tiene una mejor reputación medioambiental como la bicicleta

El cálculo de CO2 varía entre continentes y países así como de las infraestructuras necesarias (carreteras, vías ferroviarias, aeropuertos, etc.), el mantemiento de cada tipo de vehículo y la producción del combustible necesario para su uso. Un aspecto muy importante a considerar es que pedalear en una bicicleta no emite dióxido de carbono, mientras que un coche emite una gran cantidad de gases de efecto invernadero. Esto significa que cuanto más uses la bicicleta, menos contaminas porque estás compensando con su uso los residuos emitidos a la atmósfera durante el proceso de fabricación.

Medio de transporte
Huella de carbono
Bicicleta 21 gr. de CO2 por kilómetro recorrido
Autobús 101 gr. de CO2 por pasajero y kilómetro recorrido
Tren 202 gr. de CO2 por pasajero y kilómetro recorrido
Auto 271 gr. de CO2 por pasajero y kilómetro recorrido
Avión 337 gr. de CO2 por pasajero y kilómetro recorrido

Las bicicletas eléctricas y su impacto

Las bicicletas eléctricas se han convertido en toda una revolución, no sólo en lo que respecta a la industria del ciclismo deportivo, sino también en el sector del transporte. Se estima que para 2030 el mercado de las E-Bikes alcanzará los 89.000 millones de dólares. Realmente son una alternativa más sostenible que el coche o la motocicleta en los desplazamientos urbanos.

Y también ofrecen nuevas experiencias deportivas cuando se trata de bicicletas de montaña eléctricas. Pero suponen un problema a nivel medioambiental.

La huella de carbono de una bicicleta eléctrica no es inferior a los 300 kilogramos de CO2, llegando a superar los 400 kilos en el caso de aquéllas que cuentan con motores más potentes, baterías de mayor autonomía y un nivel de equipamiento superior. La fabricación de bicicletas de carbono conlleva la generación de factores contaminantes; además, al incorporar un motor eléctrico y una batería de iones de litio, se añade otro nivel de impacto ambiental.

La bicicletas eléctricas consumen menos energía para transportar cómodamente un máximo de tres personas

La mayor parte de la huella de carbono de una E-Bike procede de la extracción y transformación de los metales pesados y elementos que se necesitan para la fabricación de las baterías y componentes eléctricos. Las baterías de litio contienen materiales tóxicos, como el cobre, el níquel o el plomo y su vida útil es relativamente corta (entre los 3 y los 6 años). No pueden desecharse en un vertedero y necesitan de un complejo tratamiento para evitar su descomposición una vez que han dejado de funcionar. La contaminación por estas baterías puede durar más de 400 años. Países como Alemania trabajan desde hace tiempo con una infraestructura bien establecida en la recolección y reciclaje de las baterías y países como Estados Unidos estan desde un periodo relativamente corto (a partir del 2022) con un programa a nivel nacional.

Es por ello que el reciclaje de las baterías de las bicicletas eléctricas es uno de los grandes retos que tiene en esta década la industria de las bicicletas para cumplir con sus propósitos de sostenibilidad.

Ventajas de los ciclomotores y las bicicletas eléctricas

La revolución del transporte eléctrico es una gran oportunidad para replantearnos cómo nos movemos por nuestras ciudades y si de verdad necesitamos un coche. Los ciclomotores y las bicicletas eléctricas consumen mucha menos energía para transportar a una o dos personas. También son mucho más baratos. Por supuesto, es poco probable que se utilicen ciclomotores o bicicletas eléctricas para viajes interurbanos. Su verdadero valor está en los trayectos cortos.  La micromovilidad eléctrica puede reducir las emisiones urbanas. Un estudio sobre usuarios de E-Scooters en el Reino Unido descubrió que estos viajes producirían hasta un 45 % menos de dióxido de carbono. Investigadores estadounidenses calculan que si los desplazamientos en bicicleta eléctrica alcanzaran el 11 % del total de desplazamientos en vehículo, las emisiones del transporte se reducirían alrededor de un 7%. A medida que aumenten los precios de la gasolina y bajen los de las baterías, los costes de funcionamiento más baratos de los vehículos eléctricos, pero sobre todo de los ciclomotores y bicicletas eléctricas, seguirán reduciendo la demanda de petróleo.

Investigadores estadounidenses calculan que si los desplazamientos en bicicleta eléctrica alcanzaran el 11 % del total de desplazamientos en vehículo, las emisiones del transporte se reducirían alrededor de un 7%.

Según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda mundial de petróleo alcanzará su punto máximo en el año 2028, con 105,7 millones de barriles diarios, y empezará a descender a partir de entonces. Los coches eléctricos contribuirán a ese descenso, pero es muy posible que la micromovilidad eléctrica reduzca la demanda más rápidamente, dada la rapidez con que se están adoptando estas opciones más baratas y abundantes. Si tomamos en cuenta el uso de la bicicleta como hábito deportivo, su impacto es igualmente notable. Practicar ciclismo nos ayuda a mantenernos en forma, activa el cuerpo realizando un ejercicio cardiovascular y muscular sin impacto en las articulares y nos introduce en hábitos de vida saludables. A largo plazo esto contribuye a un ahorro de cientos de millones en gasto sanitario. Moverse en bicicleta reduce la tasa de dolencias y enfermedades cardiovasculares relacionadas con la vida sedentaria tan extendida en las zonas urbanas.

Conclusión: utililar la bicicleta, será siempre una alternativa extraordinaria para generar un impacto positivo en tu vida.

Imágenes de diversos Blogs: Elektrofahrrad24.de

 

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